Un joven de 18 años que prestaba su servicio militar en la base de Bajo Anchicayá, en Dagua, Valle del Cauca, salió de una batallón en agosto de 2021 y nunca más lo volvieron a ver. Seis meses después, fue hallado en una fosa común.
¿Qué fue lo que pasó?
En enero de 2021, Sebastián Quiñones Echavarría, un joven de 18 años, llegó con su padre a las oficinas de la Registraduría Nacional, en el centro de Cali, Valle del Cauca, con la intención de sacar su cédula de ciudadanía. Tras salir de cumplir con el trámite, un grupo de uniformados lo detuvieron para preguntarle si ya había solucionado su situación militar y le informaron que allí podría terminar su bachillerato, por lo que lo invitaron a acercarse a las oficinas del batallón Pichincha de la Tercera División del Ejército.
Con el deseo de obtener su libreta militar, Quiñones se presentó el 27 de enero y pasó los exámenes médicos. Fue declarado apto para el servicio e ingresó a comienzos de febrero, cuando se realizaba la incorporación de los soldados bachilleres.
Durante siete meses permaneció en el batallón Pichincha, realizando tareas de seguridad en Cali y en varios municipios cercanos a la capital del Valle. Por su liderazgo y capacidad de trabajo, fue escogido por sus superiores para ir a prestar seguridad a una estación de energía en la base militar de Bajo Anchicayá, adscrita al batallón de alta montaña No. 3 Rodrigo Lloreda Caicedo, ubicado en el municipio de Dagua, Valle del Cauca.
Su vida cambió drásticamente el 23 de agosto de 2021. Sebastián Quiñones fue despojado de sus prendas militares, de su arma de dotación y, posteriormente, fue expulsado, sin ninguna razón legal justificada, de las instalaciones del batallón, por orden del sargento Duberney Chacón Hernández, encargado del pelotón al que pertenecía. Quiñones fue acompañado hasta la salida de la base militar por el cabo segundo Jhonatan Orozco.
Según la versión de los compañeros del joven uniformado, en la cafetería del batallón, Quiñones tuvo una discusión con un compañero, al parecer por el robo de unos panes, lo que originó una fuerte pelea que al final hizo que Quiñones tomara la decisión de salir de la base.
El cabo Orozco, que se aproximó al lugar para mediar en la discusión, le pidió a Quiñones que se calmara y le ordenó al sargento Chacón que lo dejara salir, pero que dejara sus elementos militares y su arma de dotación
En videos de las cámaras de seguridad se ve cuando Quiñones sale caminando solo hacia la salida de la instalación militar, vistiendo una camiseta y pantaloneta negra. En su espalda lleva un morral con sus artículos personales.
Minutos después, se ve al cabo Orozco caminando también hacia a la salida, donde al parecer habla con el joven. Según Orozco, le recordó que no iba a interferir con su decisión y que era libre de irse porque en el Ejército a nadie se le obliga a permanecer, y que tendría que responder ante una posible investigación por deserción.