En La Calera, a tan solo unos kilómetros de Bogotá, los habitantes enfrentan racionamientos de agua mientras una de las multinacionales más poderosas del planeta, Coca-Cola, continúa explotando sus manantiales. Bajo nombres como Indega, Indegal, Femsa o Panamco, la compañía opera desde 1983 con una concesión que, según informes oficiales de la CAR, presenta graves irregularidades.

El documento de 2023 revela que Coca-Cola recubrió con concreto y metal los nacederos, alterando la naturaleza del agua, y que sus reportes de consumo no son coherentes con la realidad de lo embotellado. Además, señala incumplimientos y la urgente necesidad de un plan de restauración ambiental.

Mientras tanto, el año pasado La Calera tuvo que racionar el agua a sus habitantes porque la quebrada San Lorenzo alcanzó niveles críticos. Paradójicamente, ese mismo caudal seguía llenando las botellas de la multinacional.

Hoy, la CAR debe decidir si amplía o no la concesión que lleva 42 años favoreciendo a Coca-Cola. Una pregunta resuena con fuerza: ¿el agua es un negocio para las multinacionales o un derecho vital para las comunidades?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *