El hijo menor de David Murcia Guzmán, fundador de DMG, anda recogiendo firmas para pedir la libertad de su padre, quien se convirtió en una tragedia para millones de personas.

David Murcia Guzmán y su DMG causaron furor, puesto que prometía dar rendimientos extraordinarios, pero la justicia demostró que no era otra cosa que una pirámide que lavaba dinero a chorros. Murcia estuvo 12 años preso en Estados Unidos y sigue tras las rejas hasta pagar 30 años de condena. Nadie mejor que su hijo Steven que anda recogiendo firmas para pedir su libertad, para desempolvar un desfalco que no tiene fin.

Steven Murcia pasó casi toda su vida sin ver a su padre que estaba preso en Estados Unidos y luego en Colombia llegó derechito a la Cárcel de Máxima Seguridad de Valledupar. Hoy, ya hecho y derecho, sin complejos de ningún tipo, le contó a Los Informantes lo que significa ser el hijo de David Murcia Guzmán, su papá, el estafador, el lavador de plata. Dice que la familia no tiene ni un peso y que de los dineros de DMG no queda ni el recuerdo.

Steven, de 23 años, es el hijo mayor de este hombre que fundó un esquema de negocios tan rentable como controversial, que se convirtió en una tragedia y un drama para millones de personas, incluyéndolo a él y a toda su familia. Para el mundo David Murcia Guzmán es un canalla ambicioso o un prodigio local que había descubierto en Putumayo la fórmula para hacer riquezas en un abrir y cerrar de ojos. Él no solo se vanagloriaba de tener una impresionante nómina de empleados, sino también de sus finanzas. Según las investigaciones, DMG en un solo día alcanzaba a facturar $2 mil millones a cambio de tarjetas prepago y al momento de su captura podría haber tenido una chequera de unos $21 mil millones, a cifras de hoy, serían cerca de $40 mil millones. El imperio piramidal empezó en La Hormiga, un municipio en Putumayo, en donde Murcia Guzmán se instaló para buscar una forma más fácil de buscar fortuna.

De los dulces y las empanas en Putumayo saltó a la gran carpa ubicada sobre la Autopista Norte en Bogotá, con sus iniciales en letras rojas: DMG. Allí la gente hacía fila para colocar su dinero en manos de un joven de apenas 27 años que había nacido en Ubaté, Cundinamarca. Para la Fiscalía, esto fue un montaje para lavarle dinero al narcotráfico. Alcanzó a tener 26 oficinas en todo el país y sucursales en Venezuela, Ecuador y Panamá. Steven vio la captura de su padre por el noticiero el 19 de noviembre de 2008 en Panamá.

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