El interés es uno solo: que la producción del algodón se acerque al ritmo de sus épocas de ‘oro’; sin embargo, los jugadores claves de la industria difieren en los modos de conseguir esa meta.
La bandera del agro se iza con orgullo en Colombia cada tanto, haciendo alarde de los grandes éxitos del sector primario del país en términos de ingresos, exportaciones, empleo, progreso e innovación. Y mientras se celebra que las frutas del país lleguen a los mercados extranjeros, otros cultivos que en sus épocas doradas fueron una joya nacional han ido quedando como tesoros olvidados.
A ese escenario tuvieron que enfrentarse los algodoneros, quienes fueron testigos del declive gradual de la producción de esta fibra, bautizada como el ‘oro blanco’ de Colombia. De acuerdo con un reporte de indicadores que reposa en el Sistema de Información de Gestión y Desempeño de Organizaciones de Cadenas, del Ministerio de Agricultura, en la década de los 70 ‘s se sembraron alrededor de 300 mil hectáreas de algodón en el país.
Rafael Martínez, coordinador de encuentro y fomento de la Confederación Colombiana del Algodón, cuenta que hace tan solo unas décadas los campos que hoy ocupan otros cultivos eran tierras dispuestas para la siembra del algodón. Por ese entonces, era común encontrarse con extensas sábanas blancas cubriendo las tierras de departamentos en el interior del país, en los llanos orientales y la costa. Vistas a la distancia, hasta podría creerse que había nieve sobre los campos. Pero de eso solo queda el recuerdo.
¿VOLVERÁN LOS TIEMPOS DE BONANZA?
Volver a las décadas exitosas que tuvo el cultivo quizá no sea posible, dicen quienes están en el gremio, pero de lo que sí están seguros es de que las condiciones están dadas para la recuperación de una industria que genera empleo en cada uno de los eslabones de su cadena productiva y que dinamiza a otros sectores que dependen de la fibra, como las hilanderas y confecciones.“La industria algodonera está resurgiendo, para la muestra un botón: este año”, dice Giovanny Vera, encargado de la planta de Remolinos, compañía que agrupa a 23 algodoneros del Tolima.
“Yo creo que vamos a resurgir, a volver a los estándares, no como antes, pero vamos a poder sostener un mercado nacional de la fibra”, añade.
Esa perspectiva positiva la comparte Daniel Pérez, gerente de la compañía. “Yo le veo esperanza al algodón, en 2020 y 2021 tuvo muy buenos precios, y ahora nosotros alcanzamos a conseguirlos también”, apunta. El ejecutivo resalta que en medio de un contexto en que hay problemas de demanda y oferta, mantener esos precios hace posible su recuperación.