Gloria Plazas llegó a visitar la tumba de su hijo, pero se llevó una sorpresa tras hallar la bóveda vacía en el cementerio de Bosa

Indignación, eso es lo que siente en este momento Gloria Plazas, la mamá de Daniel Alexánder Martínez, uno de los 19 jóvenes que resultó víctima de ejecuciones extrajudiciales -o falsos positivos- ocurridas en febrero de 2008, cuando fueron hallados los restos sin vida del joven en una fosa común del cementerio de Ocaña, en Norte de Santander, y quien este viernes 28 de julio se dio cuenta que en la bóveda número 17 del cementerio parroquial de Bosa, donde reposaban los restos de su hijo, ya no se encuentra el féretro ni el cuerpo de Daniel.

El 4 de octubre de 2008 se realizó el entierro de Daniel en el cementerio luego de la odisea que tuvo que pasar junto a su familia por cerca de ocho meses para dar con el lugar donde se hallaba el cuerpo de su hijo y los restos de los demás jóvenes, quienes salieron desde Soacha y algunos barrios del sur de Bogotá con falsas promesas de empleo y que al final resultaron siendo ejecutados por unidades del Ejército a cambio de premios que les daba el comando por dar de baja a guerrilleros en combate (y así hicieron pasar a los 19 humildes muchachos).

“Daniel tenía 20 años cuando se lo llevaron. Cuando yo llegué a la casa él estaba bien arreglado, echándose perfume porque era todo vanidoso; se daba palmaditas en las mejillas y me decía ‘mami, ¿cierto que estoy lindo?” relató la mamá de Daniel, quien dijo que ese día (6 de febrero de 2008) fue la última vez que lo vio con vida.

Gloria, quien por cuestiones de salud y de una de sus hijas que se encuentra en otra ciudad del país no visitó de manera regular durante el último mes el cementerio, no se imaginó que tendría que volver a iniciar la búsqueda del cuerpo de su hijo, pues este viernes, tras no hallar a su hijo en la bóveda, no creía lo que estaba viendo.

“Yo me acomodaba las gafas y decía ‘¿será que estoy mirando mal? Hice tres veces la misma acción para pasar y mirar que sí estaba vacío y él no estaba’”, añadió Gloria, quien aseguró que el cuerpo de Daniel no se podía mover de allí porque un documento que conserva con fecha de agosto de 2012 a nombre de la Fiscalía General de la Nación, y que viene firmado por un fiscal de Derechos Humanos en el que le solicitó a la administración del cementerio no manipular los restos sin previa autorización por ser “Elemento Material Probatorio y Evidencia Física”.

Tras realizar el reclamo ante la administración del cementerio, Gloria aseguró que se reunieron con el padre y varios sacerdotes, quienes, según lo que dijo la mujer, “habían cometido un error”, y después le dijeron que la decisión se tomó “porque ese lugar donde estaba Daniel nadie lo visitaba y estaba totalmente abandonado”, pero esta respuesta no fue suficiente para Gloria, quien argumentó que no hay forma de llevar un registro en la entrada ni tampoco hay cámaras de seguridad para corroborar la respuesta de la curia.

“Me dijeron tienen el cuerpo en un área del cementerio, pero me tienen que hacer el examen ADN porque yo no voy a quedar tranquila hasta saber con certeza que es el cuerpo de mi hijo”.

Gloria espera que esto se resuelva junto a la asesoría de su abogado y la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz), y anhela que esto sirva como una alerta para que las demás mamás estén pendientes de lo que ocurre en los cementerios donde reposan los restos de sus hijos, abatidos, haciéndolos pasar por criminales.

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