Dos de estas personas habrían viajado para acompañar a la familia en el sepelio de un sobrino. Relato.

Dolor y consternación es lo que se vive en la Carrera 41 # 16 -70. en el barrio El Guabal. A la reja blanca de esta casa de tres pisos, llegan cientos de personas, algunos de ellos amigos y familiares, a llorar y lamentar la trágica muerte de sus cuatro amigos.

En el primer piso de la casa, donde se produjo el incendio, vivía Doneira con su hija Greicy Fernanda, quien era la mamá de la niña Briana. En esa casa además vivía Weimare, que es otro hermano que alcanzó a irse a trabajar.

En el primer piso se encontraban también otros dos hermanos: Nancy, quien había llegado desde Medellín; y Luis Carlos, quien era Chef de profesión, y quien vivía en Costa Rica. Los dos estaban en Cali acompañando a toda la familia, pues tan solo ocho días atrás, es decir el 30 de agosto, habían sepultado a uno de sus sobrinos, quien había fallecido tras sufrir un accidente de tránsito en el kilómetro 18.

En el segundo piso de la casa, que también resultó afectado, vive Diego Luis Ballesteros, junto a su esposa y su hijo; mientras que el hermano mayor de la familia es quien ocupa el apartamento que queda en el tercer piso.

Una pérdida incalculable
En el barrio El Guabal, la familia Ballesteros se caracteriza por ser muy alegre, unidos y sobre todo por tener un hogar de puertas abiertas para todos.

Venían de atravesar un duro golpe, según cuenta Diego Luis Ballesteros, uno de los hermanos. Cuatro meses antes había sido asesinado uno de sus sobrinos y el pasado viernes otro sobrino más fue sepultado tras sufrir un accidente.

Precisamente fue ese evento el que logró unir a una gran parte de la familia. Nancy y Luis Carlos al saber lo sucedido, empacaron maletas y viajaron para acompañarlos.

El pasado sábado y domingo, esta casa estaba llena de gente, amigos y familiares, que reían sin parar, recordando cientos de anécdotas.

Hasta allí había llegado Carlos Arango, otro familiar al que no veían desde hace 28 años.

“Estuvimos en una diversión única, la última sin saber. Mi hermano Luis Carlos era chef y nos preparó un sancocho. Allí se reencontraron con amigos que inclusive no veían desde hace 40 años”, contó Diego Luis.

“Nos reímos muchísimo, disfrutamos, recordamos muchas cosas. Imagínese que la finada me dijo: Carlos, este año nos vamos a reunir es para divertirnos”, contó Arango.

Y así lo corrobora Diego Luis, quien mencionó que precisamente tras esa reunión familiar decidieron todos abrazarse y repetir el compromiso: “que se iban a reunir para divertirse”.

Fuente/El País

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