Esta iglesia ha sido declarada Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en 1989. El pueblo es visitado por su arte religioso y arquitectura colonial.

En Boyacá, Colombia, se encuentra un templo que ha cautivado la imaginación de residentes y visitantes por igual: la Iglesia del Diablo. Este curioso nombre se debe a una representación demoníaca que, desde hace siglos, coexiste con imágenes sagradas. La historia de este lugar se remonta a 1632, cuando los jesuitas edificaron la construcción con el propósito de evangelizar a los indígenas de la región. Pero, ¿a qué se debe que forme parte de todos estos objetos sagrados?

Historia de la Iglesia de la Inmaculada Concepción
La Iglesia de la Inmaculada Concepción de Tópaga fue construida entre 1570 y 1582, durante la época colonial. Este templo es un ejemplo destacado de la arquitectura colonial en Colombia y ha sido declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en 1989.

Esta representación del diablo, rodeada de ángeles en señal de silencio, es una de las pocas en el mundo que se encuentra dentro de un lugar de culto cristiano. La inclusión de esta figura ha generado diversas interpretaciones y teorías sobre su propósito y significado.

Características del templo de Tópaga
La iglesia de Tópaga es un verdadero museo de arte religioso. Su arquitectura colonial se complementa con una rica decoración interior que incluye pinturas y esculturas de gran valor histórico y artístico. Entre las obras más destacadas se encuentran las realizadas por el pintor colombiano Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, uno de los artistas más importantes del periodo colonial.

La imagen del diablo en detalle


La imagen del diablo en la iglesia de Tópaga es una obra que no pasa desapercibida. Ubicada en lo alto del artesonado, esta figura demoníaca está diseñada para parecer que escupe fuego, creando una imagen impactante y misteriosa. La presencia de esta ha sido objeto de numerosas interpretaciones, desde una advertencia sobre el mal hasta una representación del triunfo del bien sobre el mal.

Esto ha llevado que la inclusión de una imagen del diablo en una iglesia católica genere diversas reacciones entre los feligreses y visitantes. Mientras algunos ven la figura como una curiosidad histórica y artística, otros la consideran inapropiada y perturbadora.

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