Uno de los puntos más discutidos de la reforma laboral en Colombia finalmente fue aprobado. Se trata del artículo 23, que redefine el contrato de aprendizaje del SENA y lo convierte en una figura con condiciones laborales más cercanas a un contrato formal.
Este cambio representa una transformación en la forma como los aprendices son vinculados al mercado laboral, otorgándoles más beneficios y una mayor protección social. A partir de esta aprobación, los estudiantes del SENA tendrán derecho a recibir 75 % del salario mínimo mensual en la etapa lectiva, y el 100 % durante la fase práctica.
La modificación es sustancial, pues antes los porcentajes eran del 50 % y 75 %, respectivamente. En 2025 los aprendices podrían recibir hasta $1.423.500 mensuales en su etapa práctica, una cifra que marca un antes y un después en su formación.
Además del aumento en los ingresos, los nuevos contratos incluirán el acceso a prestaciones sociales completas, como cotización a salud, pensión, ARL, primas y vacaciones. Estos elementos, ausentes en el modelo anterior, buscan dignificar el proceso de aprendizaje y acercar a los estudiantes a un entorno laboral real.
La reforma también implica un mayor compromiso por parte de las empresas. Con esta “laboralización” del contrato, las organizaciones que reciban aprendices deberán asumir todos los costos asociados, lo que podría representar un incremento del 51 % en el valor por cada estudiante vinculado.
Se busca no solo mejorar la calidad de vida de los jóvenes en formación, sino también fortalecer su empleabilidad, al brindar condiciones más estables y justas durante su etapa de capacitación. Esta medida ha sido bien recibida por sectores que promueven los derechos laborales, aunque genera inquietudes en algunos gremios empresariales por los nuevos costos.
En paralelo, el artículo 25 del proyecto legislativo establece obligaciones adicionales para las empresas en relación con el SENA, orientadas a reforzar el financiamiento de esta entidad y asegurar su sostenibilidad frente al nuevo modelo de contrato.
Con estos ajustes, el Congreso le da un giro a uno de los pilares de la formación técnica en el país, alineando el aprendizaje con los derechos laborales y proyectando una nueva etapa para miles de jóvenes que cada año se vinculan a través del SENA.
